jueves, 12 de abril de 2012



Nadie es capaz de superarlo.
Nadie ha conseguido, ni conseguirá nunca, hacer lo que hace él sin apenas darse cuenta, inconscientemente. El simple hecho de verle de lejos y que me sonría mientras espera a que me acerque, cómo consigue que me tiemble todo el cuerpo cuando me mira, cuando me hace quedarme hasta las dos de la madrugada hablando con él ya sea para decirme que me ama, que no puede vivir sin mi y que esta vez no permitirá que nadie se meta entre nosotros o, simplemente para hablar de cosas sin sentido. ¿Y cuando me besa qué? Me abraza, me toca el pelo y me acerca a él, juraría que puedo volar y me encantaría poder parar el tiempo en ese mismo instante. 
Sinceramente, no sé qué es lo que tiene, consigue que esté las veinticuatro horas del día son una sonrisa de oreja a oreja y si de algo estoy segura es de que no me cansaré nunca de él, de sus chorradas, de su olor y mucho menos de sus besos, ahí queda.

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