lunes, 7 de mayo de 2012


Sí, él tenía defectos, pero ¿qué importa eso cuando se trata de asuntos del corazón? Amamos lo que amamos. La razón no entra en juego. En muchos aspectos, el amor más insensato es el amor más verdadero. Cualquiera puede querer algo por algún motivo. Eso es tan fácil como meterse un penique en un bolsillo. Pero querer algo a pesar del algo es otra cosa. Conocer los defectos y quererlos también. Eso es inusual, puro y perfecto.