¿Sabes qué? Quiero confesarte que muchas veces he llegado a plantearme
eso de abandonar pero nunca, y cuando digo nunca, es
nunca, me he decidido a hacerlo, simplemente porque soy una de esas personas
que constantemente pone en una balanza las cosas buenas y malas y las sopesa. En este caso, en un lado
de la balanza pongo las razones por las que debería seguir adelante y, en el
otro lado, aquellas por las que no debería seguir adelante y abandonarlo todo.
Y sinceramente, no sé si era por casualidad o simplemente porque era lo
correcto, siempre tenía algún
motivo por el que seguir luchando por ti, por verte todos los días, porque
fuera yo el motivo de tu sonrisa, esa que sabes que tanto adoro, porque esos
labios fueran míos, porque tus ojos me mirasen a mí y a ninguna otra, por
comerme el mundo a tu lado… Aunque todo esto ya forma parte del pasado, porque
ahora ya te tengo aquí conmigo y todo eso se cumple, y porque además, ya no
necesito convencerme de que eres tú a
quien quiero tener a mi lado, por encima de todo.
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