Nada, pero
absolutamente nada de lo que yo hago les cae bien: mi comportamiento, mi
carácter, mis modales, todos y cada uno de mis actos son objeto de un tremendo
chismorreo y de continuas habladurías, y las duras palabras y gritos que me
sueltan, dos cosas a las que no estaba acostumbrada, me los tengo que tragar
alegremente. ("el diario de Ana Frank")
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