Siento que todavía me quedan cicatrices de la ostia que nos metimos,
corrijo, de la ostia que YO me metí contra ti y tus “te quieros”. Yo tenía
ganas de comerme el mundo contigo mientras tú tenías ganas de comerte a otra,
aunque siempre me lo hayas negado y ahí es donde aparece la realidad, contra la que me estampé una vez más de
tantas.
Y así hemos acabado
los dos, yo intentando olvidarme de ti y tú haciendo una larga lista de las tías
con las que te has liado.